jueves, 26 de diciembre de 2013

Capítulo 54. (final) Parte 1.

Suena mi móvil mientras me dirijo hacia la cafetería y me sorprendo de ver quién esta llamando.
-¿Eva? - dice su voz un tanto ronca.
-¡Eh! Cuanto tiempo... ¿que tal estás?
-Me he enterado de que se ha cancelado la boda... Y quería saber que tal estabas, igual había sido él quien lo hubiese decidido, que...
-Oh, no, no. No te preocupes - la interrumpo -, me desmayé... Ya sabes, los nervios y tal, pero no te preocupes, de verdad, todo llegará a su tiempo, ¿que tal estas tú? Me dijo Harry que ya estabas en rehabilitación, ¿como van esas piernas? - digo intentando parecer animada, ella suspira y escucho una leve risa.
-Mejor... Bueno, me alegro de que todo marche bien, ya sabes donde estoy, Eva. Cualquier cosa me avisas, y... - escucho como ella es interrumpida por a saber quien - Te llamo luego, un beso para los chicos.
Y cuelga, no me deja ni despedirme. La verdad es que durante este tiempo que no he sabido de ella la echaba en falta de vez en cuando.
Pero la vida transcurre, y como las leves arrugas que puedo llegar a ver desde aquí de Liam, el tiempo pasa.

Aquella noche no pude dormir. Di mil vueltas en la cama, me tape y destape otras cien veces, y conté no se cuantas mil ovejas, y aun así, no pude dormir. Inconscientemente grité y al cabo de dos segundos escuché un golpe y pisadas rápidas y fuertes dirigiéndose hacia a mi.
-¿Que pasa?- dijo Mike mientras abría la puerta de mi habitación y encendía la luz - ¿Estas bien?
-No puedo dormir, ¿te he despertado?
Me quité las mantas de encima con enfado y me ate el pelo con una cinta rosa que encontré en el suelo.
-No, tampoco podía dormir. Tu grito ha hecho que me caiga del sofá, pero no te preocupes - dijo sarcásticamente.
-Lo siento...
-Ven, - dijo estrechándome una mano - vamos a hablar.
Evité tocar su mano, solo la observé, le sonreí, y fui hacia el salón. Me sorprendió ver que encima de la mesita de en medio del salón hubiese una bandeja de madera con dos tazas humeantes encima. Olía a miel y galletas. Me recordó las noches que pasaba con Mike, noches en las que no necesitaba mis abrazos para dejar de temblar, que no necesitaba mis labios para satisfacerse, si no que necesitaba saciarse de lo que le podían llegar a vender en la calle, en cualquier callejón. El olor de la miel me hizo recordar como lo quería en el pasado, pero inmediatamente borré esos pensamientos porque note como su mano tocaba  mi hombro y me indicaba que me sentase.
-Chocolate, ¿verdad? - asentí, sentándome en el sofá y viendo que las tazas estaban vacías, pero calientes.
-¿Estas otra vez con lo mismo? - grité para que me oyese desde la cocina. No me contesto y no quise volver a repetir la pregunta. Al cabo de una rato, vino y me tendió otra taza caliente, abracé el calor que me proporcionó en las manos, e inesperadamente me respondió.
-No he vuelto a lo de antes, si te refieres a la droga... Le he cogido cariño a la miel después de todo- rió.
Sonreí, aunque realmente no sabía que decirle. Hubo pasado mucho en que él y yo no habíamos mantenido el contacto. Tenía tantas dudas, tantas preguntas, tantas cosas que contarle... Porque ante todo, antes que mi ex novio, antes que cualquier cosa, él era mi amigo... Entonces opté por soltarle la pregunta más deseosa que tenía en la garganta.
-¿Por qué no estas en casa? No quiero decir que me molestes, solo que... No sé... Tu padre... ¿Le ha pasado algo?
-Buf, ¿sabes? Desde que no mantengo contacto con él tampoco es que sepa mucho. Sé que esta bien, por lo menos no me han dicho lo contrario. No estoy aquí por el hecho de que esté enfermo. Estoy aquí porque me ha excluido de su vida. - estiró los brazos y se tapó con una manta que no hube visto en el suelo.
-Pero, ¿que has hecho? ¿Seguro que estás bien? - le dije poniendo mi mano sobre una de las suyas.
-De verdad, no te preocupes. Me gasté dinero en cosas que no debía, pero no en cosas malas... La verdad, es que si no me lo hubiese gastado en lo que me gasté, tu no estarías a punto de ver a tus hermanos. No me arrepiento.
Los ojos se me llenaron de lágrimas, por todo, en general. La emoción de poder tener a mis hermanos de vuelta, la emoción del daño que me había causado Harry, la emoción de tener a Mike después de no haber sabido nada de él durante varios años. Le abracé, y le dije un "gracias" entre sollozo y sollozo.
-Eva.. Si no hubiese sido por haberte tenido presente a ti, y a todo lo que tu has hecho por mi, no habría tenido la fuerza que tuve para dejarlo todo atrás y buscarlos.
-¿Cómo fue? ¿Dónde los encontraste?
-Me resultó difícil reconocerlos después de tantos años buscando a través de una foto que solo representaba pura niñez e inocencia. Cuando fui por el Norte de Francia, sin ninguna esperanza, me alojé en un motel de un pueblo cerca de Picardie. Estaba con el detective que contrató el señor Kinddle, ya que le comenté mis intenciones y me lo mandó por unos meses... Bueno, estábamos dejando el equipaje en las habitaciones y cuando me dispuse a recorrer el pueblo, vi a Bill. Grité su nombre, y vi como al principio no me reconoció, pero al cabo de dos segundos, se puso a llorar y se acercó a abrazarme. Está muy alto para los nueve años que tiene, esto sucedió hace dos meses. Emma... Emma está un poco más cambiada, cuando la vi... vi tu cara en sus ojos- tenía más lágrimas en los ojos, mi garganta emitía ruidos que no podía controlar.
 >No te voy a contar como están ahora, ya los verás tú, pronto. Ya verás - me quitó una lágrima de la mejilla -. Bueno, cuando vi a Bill, lo primero que le dije fue que no le dijera nada a Laura. Que ella no podía enterarse de nuestras intenciones hasta avanzado el momento. Me dijo que en ese momento ella se había ido a la ciudad y que llegaría por la noche, me llevó a ver a Emma, pero ella sí que no me reconoció, era obvio ¿no? Después, el trámite ya se puso en marcha, Carlos, el detective, me advirtió que tenía que estar seguro de que eran ellos, de que si fallaba a operación todo se iba al garete. Le perjuré que estaba completamente seguro, él habló con Bill, y pasados unos diez días, creo, arrestamos a Laura... Los cargos a los que se le somete tienes que mirarlos tu, yo ahí ya no me metí. Lo que no me va gustar va ser que tengas que hacer un careo con ella.
-Eso me da igual, Mike. Solo quiero saber si ellos están bien, si necesitan algo, algo que yo les proporcione para cuando me toque verlos...
-Están fantásticamente. De eso no te preocupes... Ahora... Ahora quiero saber yo, ¿qué haces tú aquí? Louis me dijo que tenías una casa con Harry a las afueras...
-Bueno... Esa es otra historia... Por decirlo de alguna manera, estamos manteniendo distancias ahora con esto de mis hermanos. A parte me apetecía venir a mi casa.
-¿Qué te ha hecho? - dijo serio, irguiéndose en el sofá, e inmediatamente se puso serio.
-¿Él?  - reí - ¿Por qué siempre es él quien me tiene que hacer algo? ¿No puedo ser yo?
-Tú no serías capaz de hacerle ningún daño a nadie. Eres demasiado sensible... Y lo que paso con Eleanor no tiene sentido. Te echaste la culpa de una chorrada en la que tu ni siquiera intervenías en cuerpo y alma. Eres... Un poco tonta en ese sentido - dijo mientras me miraba pícaro. - Bueno, que, ¿qué te ha hecho?
-¡Oye! No soy tonta... Tengo casi veinticuatro años, merezco un poco de respeto en cuanto a ti, eh.
-¿Me lo vas a contar? ¿O..?
-Mike - le interrumpí -, ya lo sabes, lo intuyes, no te hagas el tonto tú.
-Tenía la esperanza de que quizá él no fuese tan estúpido como lo fui yo.
En ese momento, empezó a sonar mi móvil, fui corriendo a la habitación dejando caer por el suelo la cinta rosa que había atado mi pelo durante la conversación.
Era Louis.
-¡LADRONZUELA! - gritó con voz ebria - ¿dónde estás? Harry me ha llamado, esta tope borracho conmigo, jaaaaaaaaaaaaaaaa, ¿dónde estas?
-¿Louis? ¿Estáis bien? ¿¡Dónde estas!?
-Eh, espera, ladronzuela, que nos están siguiendo - tras unos cuantos traspiés, oí como ambos se ponían a gritar - ¡no queremos fotos, joder! Vete a la...
Y en ese momento se cortó, me puse la chaqueta con la intención de ir a buscarlos, pero antes de que saliese de la habitación, oí los mismos gritos y golpes en la puerta de mi casa. Las dudas se me resolverían en ese momento.

Lectores, lectoras.

Siento mucho la tardanza que me ha llevado este capitulo, pero es que no tenía ordenador y la verdad es que no ha sido una buena época de inspiración... Si, bien, han pasado casi ocho meses de no escribir ni dar señales de vida... PERO AQUÍ ESTOY.
Y dispuesta a dar a conocer el final de esta historia, y de con quién acabará nuestra indecisa Eva.
Me costo mucho pensar este capitulo espero que os guste. En un rato subo la primera parte.. Sí, hay dos, me surgió que era demasiado largo para acabarlo en uno, así que decidí partirlo.
Un besazooo. :) espero que la espera haya tenido su compensación.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Holaaa.

Buenas lectores, espero que tengáis ganas del siguiente capitulo, ya que es el último...
El por qué de la demora, es porque quería empezar otro blog antes de subir este último capitulo, para que me sigáis leyendo :P
Pero no me ha dado tiempo a pensar nada, por lo que terminaré este, y ya si eso dentro de un par de semanas, empezaré el otro, pero de todas formas, si tenéis twitter (que lo supongo), seguidme @AWiche y ahí subiré el link del siguiente que escriba, solo os informo. No quiere decir que tengáis que leerlo porque sí, jajajajaja.
Bueno, nada más deciros, que mañana, lo prometo, subiré el esperado capitulo.. :)
Un beso ^^

sábado, 20 de abril de 2013

Capitulo 53.

El viento otoñal hizo que el camino hasta el centro de Londres fuera más largo. Me detuve en la puerta de la casa de mis padres, esa casa que sintió la ausencia de nuestra familia entera.
Al entrar, sentí el aroma a polvo, a tiempo, a olvido... Subí las escaleras y encendí la luz del salón, seguía estando todo igual, la única diferencia eran los montones de papeles que habían en todas partes. Me acerqué  al comedor dónde vi muchas más cajas llenas de papeles, carpetas de colores con distintas etiquetas con distintos temarios. No quise verlos, solo quería descansar, sentarme en mi vieja cama y quedarme ahí el tiempo que tardase en tener a mis hermanos.
Pero mi instinto de limpieza pudo conmigo, fui a mi antigua habitación y encendí la luz, no recuerdo la hora que era pero no había amanecido. Antes de alarmarme al ver que en mi cama no solo faltaban sábanas si no que había un invitado de más, quité la manta que lo tapaba y la figura de Mike durmiendo me estremeció. Por un momento me hubiera tumbado a su lado, y hubiera recobrado el calor perdido del paseo que me hube dado. Pero mi enfado con el mundo pudo con todo lo demás.
Lo zarandeé con todas mis fuerzas diciendo su nombre en alto, no hubo manera de despertarlo hasta que lo tiré de la cama. Cuando vi que su cara cayó contra el suelo, le intenté ayudar.
-¡Lo siento! ¿Estás bien?
-Ah...Joder, ¿qué hora es? - dijo medio dormido.
-No sé, ¿estás bien? - al darme cuenta de que era mi casa, me puse en pie y puse mis manos en mi cadera, le miré hasta esperar a que su mirada se cruzará con la mía.- ¿Qué se supone que estás haciendo aquí?
Se levantó a duras penas del suelo, y se sentó en la cama. Se pasaba la mano por la nariz mientras me miraba, no llevaba camiseta por lo que irremediablemente me provocó un escalofrío.
-El señor Quendeck me dio su llave, mis padres... bueno, resumiendo que no tengo otro lugar dónde dormir.  Si te parece mal, me buscaré otro sitio.
-Oh, por supuesto que te vas a buscar otro lugar.
Planteé el orden de mi palabras, y me resultó muy duro haberle dicho aquello, se suponía que él era mi amigo, y más que eso, él había encontrado a mis hermanos, según el señor Quendeck, claro. Pero, ¿que debía hacer? No pude contener a mi intuición, así que sin esperar a que el dijera algo o se moviera, empecé a hablar.
-Lo siento, he...he pasado un mal día, mañana traeré mis cosas, seguro que en la cama de mi hermano estarás cómodo, lo siento, de verdad.
-¿Tus cosas? ¿Qué ha pasado?
-Nada, no te preocupes, si no te importa quiero dormir en mi cama.
Asintió y se marchó, yo iba detrás de él para cerrar la puerta, pero antes de que pudiera hacerlo, se me acercó, casi tan cerca que pude oír a la perfección su respiración.
-Estaré en el sofá por si necesitas algo.

Supongo que esto es Urgencias, u observaciones, ya que es una sala pequeña y la camilla en la que estoy tumbada es mucho más incómoda que la que tienen todas las habitaciones de un hospital. Llevo unos pantalones de color rosa, supongo que son de Reneé, por lo que advierto que ha estado aquí. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Me pongo en pie cuando oigo que la puerta se abre.
-Siéntese, señorita Dayle. Tenemos mucho de qué hablar - dice un hombre con bata blanca y que supongo que es el médico -, lo primero de todo, ¿qué tal se encuentra?
-Pues muy bien, pero... ¿dónde están todos?
-A que se refiere, ¿con todos?
-Pues, mis hermanos, mi prometido, mis amigos...
-Ellos están bien, ahora centrémonos en usted. Veo que esta mucho más delgada, según sus amigos e incluso su prometido.
-¿Delgada? ¿A dónde quiere llegar?
-Ha estado inconsciente durante un par de horas, eso no es algo normal en una persona sana.
-Si quiere decir que si tengo algún trastorno alimenticio, se está equivocando. - me sudan las manos - Estos últimos días he estado un tanto nerviosa, y puede que me saltara alguna comida, pero no conscientemente.
-Bueno, debido a su buena escusa, no me queda otra que darle el alta y...
-Perdone, pero no es ninguna escusa, es la verdad.
-Le creo, los nervios de la boda y esas cosas, mi mujer paso por lo mismo, aunque nunca se desmayó antes de nuestra boda. -pone el bolígrafo en la barbilla y me mira - Espere fuera mientras firmo estos papeles.
Sin despedirme salgo de la habitación y veo a Bill con una camisa blanca mordiéndose las uñas, los quince años le han sentado de maravilla, por otro lado a mi hermana todavía se le ve como un niña, con un vestido de color naranja y una diadema amarilla clara. Cuando me ven, corren hacia mí y yo no puedo evitar sonreír.
-Nos habías asustado, el médico nos ha estado preguntando si te mareabas continuamente, ¿estás embarazada? - me pregunta mi hermana.
-¡Emma! ¿Cómo eres capaz de relacionarlo? - inconscientemente miro a Bill quien parece realmente nervioso - No lo sé, pero lo dudo, me lo habría dicho el médico, ha sido un bajón de tensión.
-Liam está en la cafetería, nos ha dicho que cuando salgas te llevemos.
Sigo a mis hermanos por detrás. ¿Embarazada? ¡Qué tontería! Lo único que creo, es que ha sido una señal de que no debí decidir casarnos tan pronto. A fin de cuentas, ambos somos jóvenes y mis hermanos aún me necesitan, tendré que hablarlo con él. 

miércoles, 3 de abril de 2013

Capitulo 52.

Abrí los ojos en el preciso momento en el que la punta de la cuchilla atravesó mi muñeca, una sola gota de sangre recorrió mi mano cuando me di cuenta de la atrocidad que me disponía a hacer.
Tiré la cuchilla al lavabo y respiré hondo, intenté calmar mi pulso, calmar mis lágrimas... Abrí el grifo y me limpié la poca sangre que hube derramado. Oí, entre llantos, que tocaban la puerta del baño.
-Eva, ¿podemos hablar?
Intentando deshacer el nudo de mi garganta y quitándome las lágrimas de la cara, respondí:
-En seguida salgo, a...ahora hablamos.
El agua corría por mis brazos, y pude ver que no era más que un mísero punto lo que me había hecho en la muñeca. Me alegré más al ver que ya no expulsaba ni una gota de sangre, me lavé la cara y con la primera toalla que encontré me sequé. Una última vez, me miré en el espejo y volví a echar a llorar, mi cara no podía estar mas roja, mis ojos no podían estar más húmedos, mi culpa no podía estar más presente...
-Eva, voy a entrar. - oí detrás de la puerta, después, unos golpes hicieron que el picaporte saliese por los aires.
No estaba él solo, Niall se mantuvo detrás. Pero quién se acercó primero fue Harry, quiso acariciarme la mano, la cual yo aparté por acto reflejo.
-Harry, quiero hablar con ella primero, ¿vale? - mientras sus ojos estaban clavados en mí, vi como asintió.
Una brisa fría y perfumada me hizo saber que ya se había ido, los brazos de Niall me sacaron del baño y me sentaron en la cama. Él se sentó al lado mío, me rodeó con sus brazos y yo empecé a llorar como una niña pequeña, ¿no se suponía que sería el día más feliz de mi vida? Había encontrado el paradero de mis hermanos, mejor dicho, lo había encontrado Mike. ¿Que hacía llorando? De repente era como si todo se me hubiese venido encima en ese momento, me aferré a la idea de no tener a mis padres, me aferré a la idea de que la confianza depositada no me había servido de nada, me aferré a creer en que siempre me mentían, en que siempre la que acababa en dolor y lágrimas, era yo. ¿Tenía la culpa de todo? ¿Por qué?
-¿Por qué? - dije al fin.
Con algo de fuerza me incorporé, quería mirarle a los ojos, por lo menos él nunca me había fallado, sentía cierta seguridad a su lado, muchísima más que cuando estaba con Harry, o con cualquier otra persona.
Apoyé mi cabeza en el hueco de su cuello y sentí su calidez, él me acaricio la nuca y siseaba al mismo tiempo. Quise cambiar mi papel, quise ser una persona que consolara, no ser la débil que siempre necesitaba un hombro en cual llorar.
Respiré hondo, y me calmé. Aclaré mis ideas: no era ni la primera ni iba a ser la última vez que me fallaban, a fin de cuentas, yo también cometí errores, ¿quién va culparme por ello?
Me prometí a mi misma que nunca, en la vida, iba a sentirme decepcionada, que nunca iba a tirar todo por la borda solo por un sencillo momento de sufrimiento, porque el tiempo lo cura todo. O eso dicen...
La respuesta de Niall me devolvió al mundo real. Al mundo en el que, en ese preciso momento, era infeliz.
-Pequeña... la vida es así. Primero te da palos, luego, te vas construyendo.
-Creo que con tantos palos, voy a poder hacerme una mansión - dije entre cortas risas.
Me puso la mano en la barbilla, y me alzó la mirada.
-Sabes que nunca hemos querido hacerte daño, pero las circunstancias son las qué son. Harry es tonto de por sí.
Reí.
-No creo que sea él, el único problema.
-¿En serio? ¿Crees que eres tú? Vamos, Eva, nos has enamorado a todos, no por lo exterior, si no por como eres interiormente, por tu personalidad. Le ves el lado positivo a todo, ya no en tus problemas... ya que en esos temas siempre eres demasiado negativa, pero por lo demás - me limpió una lágrima -, te acercas más a la perfección que cualquier otra persona.
Antes de que pudiera decirle nada, oí como la puerta de la habitación se volvía a abrir. Cerré los ojos con fuerza y decliné la cabeza. Era hora de escuchar de su boca que era lo que estaba pasando. Carraspeó la garganta y como si fuese un susurro, habló.
-Claudia te esta esperando.
-Sí, claro - me dio un beso en la frente y me sonrió -, tranquila, ¿vale? Todo va salir bien.
Y como un suspiro se marchó.
Esperando en cualquier momento que Harry ocupase el lugar que hacía segundos ocupaba Niall, cogí fuerzas para asumir lo que iba a pasar.
El sonido de la puerta al cerrarse me aceleró el corazón, ¿como iba a tomármelo? Ya me había dicho que no era necesario derramar más lágrimas, para adelante, ¿no? De alguna manera o de otra, me iba a afectar, lo único que quería, era hacerlo ameno. No es que estuviera acostumbrada, pero la primera vez que me engañaron me lo tomé muchísimo peor, sin salir de mi casa, encerrada en mi habitación, lo único distinto que había, era que la primera vez... la primera vez estaban mis padres.
-Perdóname - dijo entrecortadamente -, por favor, perdóname.
Sus fuertes pisada se acercaron y se arrodilló ante mí, tenía los ojos rojos, incluso más que los que estaban los míos. Por un momento hubiera hecho de tripas corazón y habría olvidado todo, pero sabía que eso siempre iba a estar ahí, y de algún modo tenía que pararlo.
-Por favor, Eva, te juro que no significó nada, te juro que yo solo te...
-Me has jurado demasiado, Harry.
Mi voz estaba ronca, apenas la distinguí.
-Es hora de que dejes de jurar, y simplemente te prometas que es lo que quieres hacer, y con quién lo quieres hacer. Yo... yo no puedo hacer más..
-No, por favor, no, escúchame, no me dejes, no, no, no sé que haré si tú no estás conmigo, estaré..
-Estarás con otra, no te hace falta buscar, ellas te encuentran.
Dejándolo arrodillado, a los pies de la cama, me levanté despacio y salí de la habitación.

¿Qué habría pasado si hubiera hecho de tripas corazón? Es la pregunta que me llevo haciendo desde aquel día, por lo demás ya no me arrepiento de lo que sucedió después.

martes, 19 de marzo de 2013

Capitulo 51.

Siento que alguien me da golpes en las mejillas, siento gotas de agua por mi frente, oigo como siguen gritando mi nombre, y entre tanto escándalo, también oigo su voz. Pero, ¿que hace aquí? Se supone que el novio nunca puede ver a la novia antes de la boda. Quiero despertarme, quiero verlo, quiero besarle, pero mis músculos no responden. ¿Que puedo hacer?

Después de hablar con Niall y decirle que fuera con Claudia a por más comida, fui a despertar a Harry. Más que nada lo hice porque quería que él hablase con ella.
Cuando llegué a la habitación, vi que él ya no estaba en la cama, me dirigí al baño pero tampoco estaba, un poco asustada bajé al salón, y oí que estaba hablando por teléfono en la cocina, ¿en que momento bajó? Intentando que no oyese mis pasos, fui despacio.
-...con Niall - dijo él - No, es mucho riesgo, a parte ya te dije que no quiero problemas, la quiero, ¿entiendes? - oí gritos al otro lado del teléfono - ¡No, escúchame tú! Solo fueron dos noche que no significaron nada, ella es mi vida, realmente no sé ni por qué te seguí la corriente...
Sin querer, tropecé con una de las bolsas que antes de que Niall se la comiera, había comida. Por un momento tuve un nudo en la garganta, pero cuando se giró y me miró se disolvió todo. Me apañé escusas que justificaran la razón de esos gritos. Sin decir nada apartó el teléfono y se acercó a mí.
-Amor...
Puse mi dedo índice en sus labios y no dejé que continuara. ¿Para qué me iba a hacer más daño? Si ya había intuido la razón... Supe la razón de esa llamada, pero no quería creerlo. Intentando no llorar, hice que todo fuera normal, sin ninguna palabra que estropease nada. En ese momento, me permití vivir una mentira más.
-He... He mandado a Niall a por comida - reí -, ha venido con Claudia y se la han comida, en seguida vendrán.
Sonreí, le di un beso en la mejilla y di media vuelta. Al subir las escaleras, me agarré fuertemente al pasamanos, sentí ira dentro de mí, quise volver y gritarle, pedirle explicaciones. Pero no quise volver a sufrir por lo mismo, ¿más engaños? ¿de qué me servirían? Derramé un par de lágrimas mientras subía las escaleras, cuando estuve en el último escalón, sentí otra vez sus brazos rodear mi cintura, sentí que me besaba el cuello, me giré... y solo me acompañaba la soledad que sentía en ese momento. Mi imaginación fue más allá de mis sentimientos. Él estaba abajo, en la cocina, dónde me había enterado de todo. Yo seguía ahí arriba, llorando en silencio, entrando en la habitación y cambiándome de ropa, quitándome su camiseta y poniéndome algo más adecuado. Por pura rabia, me quité el collar que me había regalado, por pura rabia, lo puse encima del de mi madre, por pura rabia... entré en el baño... entré en el baño y con lo primero que cogí... con la primera cuchilla que cogí... empecé a hacerme el daño que merecía.. o que en ese entonces, pensaba que merecía.
"...-¡Eva! No te subas ahí, por favor, te vas a hacer daño - grita mi padre - Clara, dile algo por favor, se va hacer daño.
Mi madre ríe, se acerca a mí  y extiende los brazos, ¿que quiere? ¡Ah! Ya lo sé, quiere que salté a sus brazos, pero.. ¿es de verdad? ¿o es un simple sueño? No, es de verdad, la sonrisa de mi padre es incomparable, ¡están aquí de verdad! ¡han vuelto! 
Me lanzó a los brazos de mi madre, pero solo caigo, ¿por qué nadie me coge? De repente veo que ella se aleja más y ya no me puede coger, veo que mi padre deja de sonreír, que ahora está triste, ¿que pasa? 
¿Dónde están? ¿Y mis hermanos? ¿Qué está pasando?"

Le cojo de la mano con fuerza, espero que lo note, ya que estoy haciendo toda la fuerza posible, sigo sin poder abrir los ojos, mis mejillas están calientes, supongo que es por los golpes que me han dado, mi cara está húmeda y ya no llevó el vestido puesto, sigo oyendo voces, sus voces. Sé quien entra y quien sale. Aunque no sé a donde, quiero que llegue la hora de la boda, ¿que hago aquí perdiendo el tiempo? No puedo evitar sentir miedo, quiero abrir los ojos y ver sus ojos. Por otro lado, ¿y mis hermanos? Todavía no los he oído llegar, aunque igual no se han enterado de lo que ha pasado, tanto como yo. Mejor, así no se preocupan, esta mañana los dejé con Liam, espero que sigan con él. 
Tengo miedo, quiero despertar, estoy harta de acabar en un hospital cada vez que siento miedo.
En estos momentos es cuando más echo en falta a mis padres, es cuando la nostalgia y la soledad pueden conmigo, pero ahora no puedo, algo en mí me dice que los voy a ver pronto, que no me preocupe, espero que se refiera a que me atreveré a ir al cementerio... No quiero que mis hermanos me pierdan, o mejor dicho, no quiero volver a perderlos. 

viernes, 8 de marzo de 2013

Capítulo 50.

Intentaba llenar mi cabeza con nuevas metas. Haber encontrado a mis hermanos me hacía sonreír continuamente. Hubieron días en los que las risas y sonrisas causaron que me doliesen las mejillas, pero relativamente me daba igual. Habían sido varios años en los que no reía con ganas, en los que no encontraba el lado positivo a nada. Me sentía completa, como si del vaso vacío, habrían echado algún líquido, y que incluso se sobrepasara del borde.
Pasé noches sin dormir de la desesperación de que me llamasen con noticias, cosa que no ocurrió en bastante tiempo. Me apoyé en la idea de que por lo menos estaban en la misma ciudad que yo. Aunque fuese poco, me valió durante unos meses.
Ese día, al mediodía, Harry me llevó a casa, después de haber a ido a un restaurante a comprar comida para llevar, según él teníamos que celebrarlo.
Dejando todo en la cocina, fui a mi habitación a ponerme algo más cómoda, ya que no tenía pensado volver a salir, necesitaba asimilar la noticia. Mientras me quitaba la camisa blanca, sentí los brazos de Harry por mi cintura, lo que hizo que me estremeciera. En esos cinco años, las veces en las que pudimos estar juntos fueron escasas, por decirlo de alguna manera, no fuimos muy activos en cuanto a lo sexual. Mi mente estuvo fuera de sí. Pero ese día, me di el placer de dejarme llevar, de hacer lo que el cuerpo me mandase, y no lo que mi mente pensase.
Terminé de quitarme la camisa, mientras él me besaba el cuello. Me giré y con una sonrisa en la cara, le besé, sin intención de parar.
-Echaba de menos esto - dije sin separar mis labios de los suyos.
Sin darnos cuenta ya estábamos tumbados en la cama, dentro de ella, ambos desnudos, y con su mirada puesta en la mía. Quería más que simples roces, más que simples besos. Así que por momentos era yo quien tomaba el control, cogí sus hombros y con fuerza me puse encima de él. Fue como si jugásemos como niños, no parábamos de reír, y de girar en la cama. Fue como volver a la vida. Estar con él, me proporcionaba más vida. Algo que no aprecié en ausencia de mis hermanos.

-¿Está todo listo? - pregunto nerviosa.
-Eva, tranquilízate, los invitados están llegando y Reneé está terminando con las flores, todo estará perfecto, ya verás. - dice Claudia.
Solo sonrío. Pero me cuesta creer que esté aquí, que dentro de escasos minutos estaré caminando hacia el altar, en dónde él estará esperándome, o igual no, ¿y si no llega? ¿y si se arrepiente?
-¡Chicas! ¡Ha llegado el stripper!
Lleva un traje precioso, un gris que no le sienta nada mal. Me mira de arriba abajo y no puedo evitar sonrojarme.
-Eh, preciosa, ¿por qué no te casa conmigo? Deja a ese idiota, que por cierto, acaba de llegar.
Mi corazón se acelera por momentos, siento que la habitación da vueltas y necesito sentarme, ¿qué me pasa? Ya no tengo nervios de saber si llega o no, solo tengo ganas de dormir. Cierro los ojos y no hago caso de las voces que gritan mi nombre.

El cansancio pudo con nosotros, pero más con él. Sus ojos se cerraron junto con una sonrisa en la cara. Observé durante bastante tiempo sus labios, su nariz, todo, lo tenía a pocos centímetros. Tenía los ojos cerrados, y su respiración me tranquilizaba, incluso dormido producía música.
Quitando con cuidado su brazo de mi cuerpo, me levanté y me puse una de sus camisetas y un chándal gris. Fui a la cocina a calentar la comida, estaba hambrienta, y supuse que él también lo estaría, pero cuando llegué, las dos bolsas del restaurante estaban vacías. Por un momento pasé miedo, pero después de oír unas risas conocidas me enfadé.
Me acerqué al salón despacio, intentando no hacer ruido. Lo más bajito pero claro que pude, empecé a hablarles.
-No se puede tener más cara...
Los dos se separaron en medio segundo y mientras Niall se caía al suelo, Claudia me miraba con la cara totalmente roja.
-¿Cómo habéis conseguido entrar?
Los gemidos de Niall al levantarse, llamaron mi atención.
-Harry es de dejar una llave escondida detrás de algún lado, pero... Bueno, hemos entrado por la puerta de atrás - miró a Claudia -, no encontramos la llave.
Empezaron a sonreírse, y sin quererlo a mi también me hizo gracia la situación. Pero, luego recordé que Niall  había terminado con ella, y que en ese momento estaba con esa tal Caitlyn. Recordarlo hizo que volviera a mi postura seria.
-Claudia, ¿te importa si hablo con él a solas?
Negó con la cabeza y se volvió a sentar en el sofá, cogí a Niall del brazo y lo llevé a la cocina.
-Ya, ya, lo siento, es que Harry me mandó un mensaje con la noticia y como os vi dur...
-Mira, me da igual que hayas venido, pero ¿qué haces con ella? ¿no estabas con la chica esa, Evelyn?
Empezó a reír, pero luego miró hacia el suelo y me percaté de su tristeza. Cogí su barbilla y levanté su mirada.
-¿Qué ha pasado?
-Mejor tarde que nunca, ¿no? - vi en su expresión ganas de echarse a llorar - Caitlyn... Caitlyn no quería más que salir conmigo en la portada de alguna revista - estalló, me acerqué a él y le abracé - ¿por qué siempre me pasa esto?
-No te quejes, creo que a la chica que tienes en mí salón le hiciste más daño.
Me apretó con fuerza, yo le acaricié el pelo, intentando que se tranquilizase. Cuando dejó de llorar, abrió el grifo del fregadero y se echó agua en la cara, se secó con una servilleta y sonrió.
-¿Crees que le hice daño?
-Niall... ¿Cuándo la has llamado? ¿A que ha sido hoy mismo? - asintió - Poniéndote un ejemplo, a Evelyn ni se le habría ocurrido haberte cogido. El amor es así, de unas viene, de otras se va. Pero ella te quiere, se nota, y espero que la correspondas, o que por lo menos te des cuenta.

sábado, 19 de enero de 2013

Capitulo 49.

Hube deseado esa llamada millones de veces durante esos cinco años de añoranza a mis hermanos. Pero en ese momento no supe reaccionar, mis piernas no respondían las órdenes que les daba, mi cabeza se quedó totalmente en blanco, mi vista se volvió completamente borrosa y mis oídos estaban como taponados, ya que no oí la voz de Harry igual de clara como la había oído siempre, sino bajo niveles. No supe que hacer, y cada minuto que pasaba me sentía más inmóvil, más inútil. Las manos de Harry estuvieron en mis hombros, me zarandearon pero yo no respondí, solo sentí el movimiento que me provocaba. Luego, también, sentí que me cogió en brazos y me sentaba en el asiento delantero del coche, sentí la brisa que provocó el que hubiera cerrado la puerta del coche con mucha brusquedad.
No entendí las palabras que dijo cuando arrancó, intenté con todas mis fuerzas poder moverme, o si quiera poder hablar, pero me fue imposible. Cuando se me hubo aclarado la vista, me di cuenta de que estábamos llegando a mi casa, y en ese momento fue cuando, sin decir nada sin moverme casi, demostré mi completa felicidad. Mis lágrimas salían a chorros, y mi risa se oía por todo el coche, me dolió la mandíbula y no pude parar de reír, de sonreír. Giré la cabeza y comprobé que Harry me miraba, alternando la vista conmigo y la carretera, sin importarme que pasase cualquier accidente, me lancé a sus brazos, movió muy rápido el volante y frenó de manera bruta.
-¡Los tengo! - grité mientras mis lágrimas caían en su chaqueta - ¡Por fin los tengo!
De la misma manera que mis brazos se agarraban a su cuello de, él me agarró con fuerza por la cintura, y me susurró al oído, palabras simples, pero eran las que mejor se le daban.
-Lo sé, mi amor, lo sé.

Ya no tiene el pelo rubio como lo tenía antes, ahora es un castaño claro, que le queda muchísimo mejor. No puedo aguantar más así que aunque los zapatos y la cola del vestido me lo impiden, corro hacia él y le doy un abrazo.
-¡Nialler!
Me coge por la cintura y da vueltas sobre sí mismo, conmigo. Cuando por fin me baja, le doy tres besos, en las dos mejillas y en la frente, cuando me despego de él, me doy cuenta de que detrás de él esta la diseñadora mi vestido. Sí, es Claudia, Reneé eligió mi vestido, pero ella lo diseño. Y me encanta.
-Pequeña, me haces llorar, estas deslumbrante.
-Oh, no seas así, que si lloras tu, lloraré yo, y El me acaba de maquillar.
-¡Eso! Así que, eso de llorar lo dejáis para luego.
-¡Claudia! - grito otra vez - ¿Qué? Dime que me queda bien, tu opinión es importante.
-Cielo, tu estás radiante incluso con una sábana rodeando tu cuerpo - se acerca a mí y me abraza - ¡Dios! No puedo creer que ya sea el día, si hace dos días estaba discutiendo con Reneé por el tamaño de tu cola...
-El tiempo pasa muy deprisa...

Cuando bajamos del coche, fuimos corriendo hacía la puerta de mi casa. Con mucha desesperación busqué mis llaves, pero recordé que no hube cogido nada en casa, el móvil se quedó en el suelo y las llaves en la mesa...
-Eres una despistada, debajo del felpudo.
Me agaché y alcé el felpudo, haciendo que una pequeña nube de polvo me cegara por un momento. Saqué la llave y sin esperarlo más, la metí en la cerradura, un 'click', y empujé la puerta para subir corriendo las escaleras. Mi corazón se aceleró, tanto por la agitación de la carrera que había hecho tanto por la emoción que me causaba saber más sobre ellos, sobre mis hermanos. En el salón estaba el señor Quendeck, sentado en el sofá, y al lado estaba un hombre, con el pelo de color castaño claro, no le vi la cara en ese momento, pero mi respiración alterada hizo que ambos se dieran la vuelta, y pude reconocer la cara de aquel 'hombre'. En esos cinco años solo recibí llamadas de él, quien me contaba que había conseguido entrar en la Universidad, que estaba ya en el tercer año de Ingeniería mecánica, pero la última llamada que recibí de él había sido dos años atrás, nada más. Verlo ahí, provocó que mi emoción aumentara, sus facciones seguían siendo las mismas, simplemente se le veía más maduro, su sonrisa seguía siendo la misma, la profundidad de sus ojos azules eran los mismos que provocaron que me enamorase de él, aunque en ese momento solo sentía emoción por verlo y por tenerlo como un amigo más.
-Que porque corras más no... - Harry se quedó igual de boquiabierto que yo, al verlo ahí sentado, con esa maravillosa sonrisa -, ¿Mike?
-Hey, ¿cuanto tiempo no? ¿Qué tal estáis?
-Pues muy bien - dijo Harry acercándose a él y dándole un abrazo -, ¿que haces tú por aquí?
-Pensé que te encontraría aquí - dijo mirándome -, pero me acabo de enterar de que ya no vives aquí, son cosas que se dicen por teléfono Eva.
-Sí, bueno, también se avisa cuando uno recibe visita...
-Eva, querida, un poco de cordialidad a quién ha sido el que ha encontrado a tus hermanos, ¿no crees?
El mundo se me cayó encima cuando dijo aquello, '¿Ha sido él quién los ha encontrado? ¿Cómo? ¿Por qué?'
-¿Perdón? ¿Que...Que ha dicho? Eso es imposible. - dije vacilante.
-No me subestimes, Eva. Bueno, yo ya me iba, señor Quendeck, llámeme con cualquier novedad, por favor.
-Oh, por supuesto, joven Looper.
-Nos volveremos a ver Eva, lo mismo Harry, adiós.
Sin decir nada más bajó las escaleras y se oyó el sonido de la puerta cerrándose, hubo un par de minutos de silencio, pero yo lo evité. Y empecé a preguntar todo lo que quise saber.
 -¿Dónde están? ¿Cuándo los puedo ver?
-Oh, Eva, ya sabes que esto lleva tiem...
-¡¿Dónde están?! - chillé.
-Todavía no los puedes ver, hay que hacer una serie de trámites, el juicio con tu tía, ya sabes, ellos están bien, están en una casa de acogida.
-¿Cuánto tiempo puede durar eso? ¿Es rápido no?
-Lamentablemente no, haré todo lo posible para que todo esto se realice antes de que pase un año, pero lo conseguiré tranquila.