viernes, 26 de octubre de 2012

Capitulo 33.

-Eres real - susurró mientras seguíamos abrazados-, eres jodidamente real.
Sus brazos se apegaban mas a mi cuerpo, con mas fuerza, los míos rodeaban su cuello, mis lágrimas caían por doquier, sentía que me besaba en el cuello, y que estaba sonriendo mientras, también, le caía alguna que otra lágrima. Me aparté de él lentamente, y nos quedamos quietos, mirándonos. Apoyó su frente sobre la mía, y cerré los ojos para disfrutar de ese momento, nuestro labios seguían sin siquiera rozarse, pero ya era confortable saber que nos teníamos el uno al otro.
-¡Oh, Harry! Yo... ¡Yo te mato! ¿Sabes cuanto le ha costado hacer a mi...
-Hola rubio - dije mientras asomaba mi cabeza a un lado -, ¿no te alegras de verme?
-E...Eva... ¿que haces aquí? - abrió paso a Harry, empujándolo a un lado y Niall vino a abrazarme y alzarme por los aires, mientras mostraba su exagerada risa -, ¿que tal estás pequeña?
-Bien, muy bien - dije intentando mantener el equilibrio, después de las vueltas.
-Igualmente esta no os la perdono - nos señalaba a mi y a Harry, quien había metido sus manos en los bolsillos del pantalón y nos observaba -, ese pequeño bizcochito ha sido asesinado por vosotros dos, me haréis uno, y estará igual de bueno como lo hubiera estado ese.
Nos dio la espalda, y antes de que pasara por el marco de la puerta se giro y me guiñó un ojo, le sonreí.
Me agaché para coger los trozos de plato rotos, pero las manos de Harry interrumpieron mi acción, le miré un tanto desconcertada, y cogió mi maleta, sin darme una respuesta. De la misma forma que Niall había entrado, él lo hizo, mientras hablaba sin mirarme.
-¿No pretenderás que deje que te cortes en tu primer día no?
Me levanté y sonreí a la nada, intenté apartar con los pies el plato junto con el bizcocho, y entré detrás de él.
La casa de Niall, era extraordinariamente preciosa, te podías reflejar en el suelo, los cuadros que decoraban las paredes junto con las fotos, la hacían acogedora, las escaleras estaban al lado de la entrada, pero el pasillo llevaba a un salón muchísimo mas grande que el mío, 'Me pregunto si, cuando estaban en mi casa, se sentían insuficientes' pensé.
-¿Quién es la invitada? - preguntó una señora con la misma sonrisa de Niall, supuse que era su madre.
Sin darme cuenta, había perdido de vista a Harry, y la madre de Niall se acercaba a mí, la vergüenza se apoderó de mi, así que solo sonreí, al fin y al cabo, uno sonrisa ni ofende ni pretende.
-Soy... soy Eva, una amiga de...
-Es mi novia, Maura
La decisión con que dijo eso Harry, me tomo por sorpresa, se suponía que ni si quiera habíamos hablado del tema, en un momento de inquietud, eso me enfadó, pero después de asimilarlo y al ver a... Maura aún mas sonriente, decidí que hablar de ese tema delante de alguien que no conocía y que si empezase a discutir con él, se llevaría un mala impresión de mi, me mordí el labio inferior y sonreí.
-¿Tu novia? Pensaba que tenías mas gusto Harry, parece ser que me equivoqué, ¿así que Eva? - asentí - ¿no querrías rechazar a este pelambres y salir con mi Niall?
Empecé a reír, y su amabilidad, hizo que entrase en confianza.
-Por supuesto, en cuanto Niall deje de preferir la comida y anteponer las relaciones, entonces, iré a por él.
-Oh cielo, entonces creo que me quedaré con las ganas de que me llames 'suegra', bueno ¿vienes con hambre?
-Contando que hace un rato he hecho que el bizcocho de de Niall se cayera al suelo, tendría que ser yo quien preguntase eso.
Era muy fácil hablar con ella, tenía la misma facilidad de entablar una conversación como con Niall, era fantástica, apenas nos conocíamos unos quince minutos y ya me trataba como si fuese de la familia, y como si me conociese de toda la vida. Cuando pasaron mas de dos horas, ella se marchó a la cocina a preparar la comida, mi llegada matutina no aparentaba ningún signo de hambre, supuse que me bastaba con haberle visto, pero necesitaba hablar con él, tanto como él necesitaba hablar conmigo.
-¿Donde esta mi maleta?
-Arriba, ¿te acompaño? - asentí.
Mientras subíamos por las escaleras, su mano rozaba la mía, pero parecía que tenía miedo de no hacer lo correcto, aunque yo deseaba que lo hiciera, deseaba tambalearme al sentir sus dedos entrelazándose con los míos. Pero de alguna manera sentía rechazó, ¿habrá pensado que soy su juguete? eso de confirmar que somos novios, delante de Maura, me chocó en un instante, y aunque lo haya analizado seguía rondándome por la cabeza. Localicé la maleta al final de la escalera, así que cogí velocidad y agarré el mango para poder arrastrarla por el suelo.
Se quedó en mitad de las escaleras y me estaba mirando sonriente, lo que me contagio, y deje de pensar que "él creía que yo era un juguete", sonreí junto con él.
-¿Que pasa?
-No se por que sonrió cuando esto tendría que ser un tema serio.
-¿Que pasa? - volví a preguntar mas seria.
Fue subiendo poco a poco hasta llegar a mí, cogió mis manos con las suyas, haciendo que suelte la maleta, puso sus labios sobre los míos, dejándome inmóvil, todo mi cuerpo dependía de él, en ese momento era solo él quien me sostenía.
-No te alejes de mí nunca más, no te hagas inalcanzable, porque no se que sería de mí si te volviese a perder, si me volviese a sentir incompleto.

sábado, 13 de octubre de 2012

Capitulo 32.

Cuando llegué a Dublin, tuve que coger un tren hacia a Mullingar, como ya conocía un poco Irlanda, pude guiarme entre toda la gente que entraba y salía del aeropuerto. El tiempo se me hizo eterno en el tren, me resultaba incómodo ser la única chica joven de aquel vagón, la mayoría eran familias y señores mayores. Me recordaba a cuando mi familia estaba completa, miraba tras la ventana y pensaba en los viajes entren que tenía con mis padres en navidades, que las mañanas de mis cumpleaños aparecía en mi habitación con un paquete envuelto y una taza de chocolate, era perfecto, en ese momento sentí como me empezaban a caer lágrimas silenciosas por la cara, '¿Y si hubiera tenido al bebé, hubiera hecho los mismo en sus cumpleaños?' '¿Hubiera sido una buena madre, tan buena madre como lo fue la mía?'. Me limpié las lágrimas y deje de cuestionarme cosas que, sabía, no debía hacer. Durante todo el trayecto estuve con la mirada en el suelo, y las manos entrelazadas, la presencia de alguien sentándose a mi lado hizo que cambiara de postura.
-¿Porque tan sola?
La mire extrañada, era una señora no muy mayor, no tenía mas de cuarenta y cinco años, sus ojos se parecían tanto a los de mi madre, que hicieron que volviera a llorar, me tape la cara con las manos y sentís su brazo rodear mi espalda, sin esperar dos segundos, apoye mi cara llorosa en su pecho y la abracé como si la conociera de toda la vida.
-Eh, cielo, tranquila, ¿como te llamas?
-E...Eva - dije apartándome de ella -, lo siento, no quería molestarla, no era mi intención...
-No importa hija,  - empezó a sonreír -, me he acostumbrado a estas depresiones, ¿es un chico?  ¿quizá...una chica?
-No, no, por supuesto que no - me limpié las lágrimas entre risas -, recuerdos, solo eso.
-Mi hija también solía tener depresiones constantes, me llegué a acostumbrar a dormir con ella cada noche porque le habían engañado, o el chico que le gustaba salía con su mejor amiga, cosas así, pero nunca me puso esta escusa, si me permites preguntarte, ¿que tipo de recuerdos?
-Recuerdos...recuerdos bonitos, recuerdos familiares, mas que nada.
-¿Bonitos? ¿Y por que llorabas cielo?
-Por la emoción que me provocaban los recuerdos, siento haberla molestado de verdad.
-No importa,- me dijo sonriente - ¿vas a Mullingar?
-Sí, voy a casa de un amigo.
-¿Y ese amigo tiene que ver en tus recuerdos?
-Sí - empecé a reír.
-Me alegra haberte hecho reír, bueno cielo, me tengo que ir, mi marido me espera, espero que te lo pases bien en Mullingar.
-Gracias, me ha gustado hablar con usted, muchas gracias.
Me dedicó una última sonrisa cuando cerró la puerta que separaba mi vagón de los baños, su cara me resultó bastante familiar, los ojos que tenía eran los de mi madre, estaba completamente segura. En sí, ella se parecía tanto a mi madre, o era lo que mis ojos cegaban al recordarla tan seguidamente esos últimos días.
Después de hablar con aquella señora, pensamientos inocuos dejaron de aparecer por mi cabeza, el paisaje de detrás de la ventana era precioso, a partir de ahí el viaje se me hizo muy corto.


En cuanto encontré un taxi que me llevase a la dirección de Niall, me monté y entable una pequeña conversación con el conductor, mas que una conversación fue un intercambio, me llevaba gratis a su casa, si yo le conseguía un autógrafo de alguno de los chicos, a sus hijas, accedí, no iba costar mucho pedirle una firma a Niall... o a Harry, me dijo que vendría a buscarme de nuevo la siguiente mañana, si no le daba lo que el me pedía, le tendría que pagar las veinte libras que me costaba el viaje, me guardé los nombres de sus hijas en la cabeza, esperaba que no se me olvidasen.
Cuando me dijo que ya habíamos llegado, el corazón se me puso a mil, en ese momento pensaba en volver a montarme en el taxi, darle las 40 libras totales que me costaría volver a la estación e ir a Dublin, coger el primer avión a Londres y meterme otra vez en la habitación sin volver a salir. Pero no lo hice, eso hubiera sido de cobardes, y lo era, pero tenía un límite. La mirada del taxista me hizo recordar el pacto que habíamos hecho, asentí y se alejo con el coche.
Cogí el mango de la maleta y, decidida, crucé la calle para tocar aquella puerta de color marrón claro, aparentaba no tener ninguna mano de pintura, por lo que el aspecto de madera hacía la casa mucho mas elegante. Al estar a un paso de la puerta, me detuve y empecé a pensar que era lo que iba a pensar Harry de mi aparición sorpresa ahí, donde se suponía que no tenía que estar, donde se suponía que yo no sabía que estaba él, pensaba en sí sería capaz de echarme de ahí o sencillamente ignorarme, pensaba en que quizá aquellas cartas, aquellas palabras que escribió en ambas cartas, solo eran eso, palabras...
Pero tenía que arriesgarme, no podía seguir siendo una estúpida que se echa atrás en cuanto ve que no solo hay una opción, tenía que tocar esa puerta y esperar... y esperar lo que sea, sea bueno o sea malo. Tenía que llamar a aquella puerta, y lo hice, o bueno, lo intente, porque en cuanto mi puño iba a chocar con la preciosa madera, sus ojos se toparon con los míos haciendo que mi mano bajase y que soltase el mango de la maleta, lo mismo paso con él que dejo caer un plato con un bizcocho encima, no podía gesticular ninguna sonrisa, aunque en ese momento deseaba mas que nada sonreír, lo único que podía hacer era expulsar mi alegría mediante lágrimas, y su reacción de contenerme, fue abrazándome. 

sábado, 6 de octubre de 2012

Capitulo 31.

-¿Eva? ¿Estarás para mi cumpleaños no? - su dulce voz suprimió mis lágrimas y volví a la realidad.
-¡Claro! - me arrodille al lado de su cama, y le acariciaba la cara - ¿como podría perderme semejante día?
Le hice cosquillas y empezamos a reís los dos, pero en cuanto oímos unos pequeños gemidos de Emma, paramos y me despedí de él, me dijo no quería juguetes, que quería ropa, en el momento que me dijo eso, pensé que los chicos, tendrían algo que ver en su decisión. Lleve a Bill al salón para que se quedase con Mike, pero no lo vi, Eleanor estaba esperándome fuera, así que fui a buscarlo a la cocina.
-¿Donde te has metido? -dije entrando.
-Me escondo de ti - tenía una postura preocupante, sus manos estaban apoyadas en la encimera, y sus ojos se encontraron con los míos mucho mas tarde de que me respondiera -, no se que mas tengo que hacer, Eva.
-¿De que hablas? - me acerqué a él, entrando en confianza.
-Ese no es tu mundo, lo sabes, en cualquier momento el se irá con alguna tipa que tenga dinero y que posea fama, algo que tu no tienes, mi intención no es ofenderte, pero te quiero, es más te amo y...
-Es tarde, ¿no crees? Te he perdonado muchas veces, sabiendo que no debía, es tarde.
-Es distinto - estaba frente a mi, su mano acariciaba mi rostro -, es como el dicho - sonrió -, cuando te perdí, me di cuenta de como, de cuanto me hacías falta.
-Mike...
-Estoy seguro de que algún día, sea tarde o temprano, te darás cuenta de que soy yo, y no él, lo sé.
-Me...me tengo que ir, te llamaré, ¿vale? - cogí su mano suavemente y la sentí por un momento -, hablaremos...mejor en otro... en otro momento.
Salí de casa con el móvil en la mano y bastante nerviosa. vi a Eleanor dentro del coche y con el móvil en la oreja, parecía estar gritando y eso me puso aún mas nerviosa.
Opté por esperar a que dejase el móvil y me indicase que entrara. Pero solo sirvió para volver a pensar en el tacto de la mano de Mike, 'Esta bien, Mike solo es un amigo, Eva, es Harry el que tiene que estar contigo, es solo él', pensé, pero me era inevitable recordar todos y cada uno de esos momentos, de mis momentos con él, habían sido tan perfectos, suprimiendo cada discusión, cada mentira, pero todo eso hacía que mis recuerdos fueran perfectos, no me podía creer lo sensible que podía ser, durante el tiempo que estuve con él, sí, claro que fue romántico y sensible, pero nunca lo había sentido tanto como ese día.
-¡Eh! Vamos sube -parecía alterada, simplemente le hice caso.
Subí sin rechistar, tenía la mirada perdida, y no le quité la mirada, tendría que reaccionar de alguna manera, para ello tendría que empezar yo a hablar.
-¿Que ha pasado? - dije suavemente.
-El estúpido de tu novio se ha ido con Niall a Irlanda.
-¿Y que problema hay? - sus ojos tornaron los míos con ignorancia.
-¿Como que, qué problema hay? ¡Tenemos los billetes para Alemania! ¡¡Alemania!! - chilló.
-Vale, tranquila - le dije poniendo mi mano en su hombro -, ve tu a Alemania, yo iré a Irlanda, ¿de acuerdo?
-Es...es.. es que sería ir contigo, he discutido con Louis por eso - volvió a dirigir la mirada a la nada.
-¿Eres tonta? Es una tontería - reí -, cielo me da igual que vengas conmigo, aunque claro que me gustaría, pero quien te necesita es él, yo... yo también, pero puedo arreglármelas sola. - le di un beso en la mejilla y eso hizo que ambas sonriéramos.
-¿No te enfadas?
-Por favor, Eleanor, somos mayorcitas, ¿no?
Después unas risas y de pedirme perdón mil veces, fuimos al aeropuerto a cambiar los billetes. Por suerte los cogimos para esa misma noche, por lo que el plan de dormir en casa de Eleanor se nos fue al viento, había habido una baja para el de Alemania por eso ella cogió ese puesto, para Irlanda no había problema ya que aparte de unos, bastantes, grupos de directioners que iban hacia allí, estaba lo demás vacío.
Comimos en un restaurante cerca de su casa, para después ir a por las maletas de Eleanor, nos encontramos con un par de chicas que le pidieron autógrafos y fotos, yo solo me quedé sentada mirando y sonriendo cada vez que ella me miraba. Se podría decir, que en esos momentos por mi cabeza rondaba un pensamiento poco elocual, pensaba que ella tenía una vida perfecta. Pero hasta la vida mas, aparentemente, perfecta, tiene sus declinaciones.
El tiempo se paso rápido y sin saberlo ya estábamos de camino al aeropuerto, nos separamos en la entrada, su terminal estaba al otro lado de la mía, nos despedimos con un largo abrazo, y prometimos llamarnos para cualquier novedad, me dio la dirección de la casa de Niall, 'estaré perdida igualmente' pensé. Con la maleta rodando por el suelo y mi mano sujetándola me dirigía a lo que se podría decir mi futuro, o eso era lo que yo pensaba en esos momentos.

Me senté en mi respectivo lugar, varias chicas me miraban y sonreían, yo les devolvía la sonrisa, y empecé a leer el libro, sería un buen comienzo. Palabra tras palabra hacía que cada vez me dieran mas ganas de abrazarle y decirle todo lo que le quería, de vez en cuando mi mente se iba, se iba con Mike.