viernes, 17 de agosto de 2012

Capitulo 3.

Pelo oscuro, ojos de color azul, y una sonrisa que mostraba confianza, pero no lo conocía, ¿por qué iba a contarle por que estaba llorando? En ese momento no me pareció de fiar, así que retiré mi  vista de la suya y fui a por mi hermano, lo cogí en brazos dedicándole una sonrisa al chico que estaba con él. y me dirigí a la puerta. Bill empezó a restregarse de entre mis brazos para poder bajarse, y yo hacía más fuerza para no ceder en su bajada. Cogí el mango de la puerta blanca, y empujé hacia adelante pretendiendo que se abriera, sin ninguna recompensa, ya que la puerta no se abrió. Bajé a mi hermano porque no podía abrirla. Golpeé mi hombro y brazo izquierdo intentando abrirla mediante mucha más fuerza, pero fue en vano.
-¿Es una broma no?
-Ninguna, ladronzuela - se levantó dirigiéndose a mi hermano -, hasta que no me digas porque llorabas, no te vas, perdón, no os vais.
Le quitó el abrigo a mi hermano y la bufanda, él salió corriendo, otra vez al sofá, dónde, en ese momento, el chico de pelo rizado estaba viendo la tele.
-Soy capaz de gritar -  le amenacé
-¿Tanto te cuesta serme sincera? - dijo volviendo a sentarse
Empecé a enrojecer de rabia, mis dientes casi rechinaban de la fuerza en que los apretaba.'¿Puedo salir por la ventana? Si, eres muy lista Eva, desde un décimo lo que sea, te vas a tirar ¿no?' pensaba mientras obligaba mi cerebro a tener ideas para poder salir de ahí.
Entre el pánico que tenía de que le pasase algo a mi hermano, y que su sonrisa cada vez me ponía más nerviosa, solo supe coger mi móvil con fuerza y sin esperar a que él se alarmara a que llamase a alguien, mandé un mensaje a mi tía diciéndole que no se preocupase, que iba a llegar un poco tarde.
-Esto va durar mucho, ¿no?
-Sí -  dijo con un tono de voz bastante ridículo -, aunque depende de en qué momento sueltes por esa boquita la razón de tus lágrimas.
Imité a mi hermano, y me quité el abrigo, me senté lo mas alejada que pude del tal Louis. Empecé a observar la casa. Si me quede perpleja con la puerta, que decir con lo que había dentro. Había una habitación, donde estaba mi hermano, con el sofá de colores y una mesita blanca en medio, la tele era mucho mas grande que la que tenía yo. Y en la habitación que estaba yo, suponía que era el comedor, ya que estaba sentada en una silla que se componía de varias iguales alrededor de una mesa rectangular, dónde había dejado mi abrigo. Empecé a observar todo, con detalle. Iba a ser la única vez que estaría en una casa como esa, ¿no? 'Tenía que soñar alguna vez para verla de nuevo' pensaba.
Mi vista no alcanzaba mas allá de donde estaba, había un pasillo detrás del arcón que separaba el salón del comedor.
-Bueno Louis, tu amiga no es de mucho hablar, eh. - dijo Liam
-En algún momento hablará, la torturaré si hace falta.
-Uno, no soy su amiga -  dije mirando a Liam -  y dos, no hace falta que me tortures, te diré porque lloraba.
-Oh, esto se pone interesante, venga miéntenos - dijo Louis
-Harry, ven que se dispone a hablar - chilló Liam, al chico que estaba con mi hermano.
Tenaía bastante claro que no iba a decir la verdad, supuse que como las chicas de mi edad sufren continuamente por amor, sería una buena escusa que proponer.
-No voy a mentir - dije seria -, llevaba un par de semanas con un chico que conocí en el colegio de mi hermano, era el hermano de un compañero del mio - seguía mientras los tres chicos, junto con mi hermano me miraban atentamente -  estuvo todo muy bien, hasta que ayer me enteré de que me puso los cuernos con una amiga mía, y fin de la historia. Lloraba porque lo echaba en falta, y porque me hizo daño, punto.
-¿Qué amiga? -  dijo mi hermano, y los tres asintieron cómo estando de acuerdo con la pregunta.
-A ti no te importa, Bill, y ahora nos vamos ¿no?
-No me lo creo -  dijo Liam
-Yo tampoco - dijeron el de rizos y Louis a la vez.
Resoplé, y cogí mi abrigo, llevando a mi hermano de la mano.
-Yo he cumplido, que lo creáis o no, no es cuestión mía -  estaba de pie, pero ellos ni se dieron la vuelta para abrirme la puerta - Ahora, abrid la puerta, por favor.
-¿Como te llamabas? - Preguntó Louis a mi hermano
-Bill, tengo 4 años, ¿y tu?
-Me llamo Louis y tengo 20 años - cuando terminó la frase, me quedé atónita.
"¿20 años? No los aparenta" pensé, incluso creí que tendría mi edad, pero no, me llevaba tres años en ese momento.
-Bueno, Bill de 4 años, ¿que has echo hoy? - le dijo mirándome a mí
-Pues he ido a...
-¡Bill cállate! - dije interrumpiéndole -No tienes que contarle nada.
-E aquí al delator, vamos Bill, ¿te gustan las zanahorias? -  dijo llevándose a mi hermano al pasillo de detrás del arcón.
-Espera, no te lo lleves - dije nerviosa - Te diré la verdad.
La idea de que se llevasen a mi hermano no me gustaba, preferiría mil veces contarle a un completo desconocido el por qué de mis lágrimas, nunca lo había hecho pero antes de perderlo de vista un momento, no me podía permitir esa angustia de no saber que podía hacer. Esa vez me senté en el sofá de colores, quería, por lo menos, estar cómoda para la primera vez que iba a contar con mi propia voz, que mis padres murieron, no iba decir que fue por mi culpa, porque estaba mi hermano delante. Así que empecé como cualquiera lo haría, directa al grano.
-Mis padres murieron hace un año, justo hoy, hace un año - mi hermano estaba en otro mundo lo que me pareció bien, no quería que escuchase una historia que ya sabía - un camión - dije entrecortadamente, sentí que mis ojos se ponían llorosos, así que mire hacia arriba - tuvieron una accidente cuando...
- No hace falta que sigas. - dijo Louis, revolviéndose el pelo, parecía nervioso y me miraba con pena, algo que no me gustaba.
-Ahora quiero hacerlo, me has, prácticamente, obligado y ahora quiero contarlo -dije mirándolo con rabia- habían salido a comprar, y un camión, de carga inflamable, se encontró con el coche de mi madre, no quedó rastro del conductor, que según la policía iba fumando - sin quererlo ya estaba llorando, pero intenté no alterar el sonido de mi voz. Los tres ya no me miraban atentos, si no con pena. -, y cuando estaba en el parque, mi hermano estaba con mi tía en el cementerio, lo siento, no suelo llorar nunca - quería tener un tono irónico, pero no lo conseguí -, ese era mi día.
Los tres se quedaron callados, yo me levanté del sofá, cogí mi chaqueta y llamé a mi hermano, Liam se levantó detrás de mí para abrirme la puerta, y salí sin despedirme. Entré en el ascensor, pero no sabía cual era el botón para ir a la primera planta. Así que decidí salir a buscar algunas escaleras, 'tendrán que tener'.
Pero una voz, poco familiar, dijo mi nombre, me giré.
-Espera, te acompaño - dijo el chico de pelo rizado, Harry.

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